No hay más voluntad que la de Dios.
La idea de hoy encierra una gran paz, y lo que
los ejercicios de hoy se proponen es encontrarla. La idea en sí es
completamente cierta. Por lo tanto, no puede dar lugar a ilusiones. Sin
ilusiones, el conflicto es imposible. Tratemos hoy de reconocer esto y de
experimentar la paz que este reconocimiento nos brinda.
Comienza las sesiones de práctica más largas repitiendo lentamente los
pensamientos que siguen a continuación varias veces, con la firme determinación
de comprender su significado y de retenerlos en la mente:
No hay más voluntad que la de Dios. No
puedo estar en conflicto.
Dedica entonces varios minutos a añadir pensamientos afines, tales
como:
Estoy
en paz. Nada puede perturbarme. Mi voluntad es la de Dios. Mi voluntad y la de
Dios son una. La Voluntad de Dios es que Su Hijo esté en paz.
Durante esta fase introductoria, asegúrate de hacerle frente en seguida a
cualquier pensamiento conflictivo que pueda cruzar tu mente. Di de
inmediato:
No
hay más voluntad que la de Dios. Estos pensamientos conflictivos no significan
nada.
Si algún asunto parece ser muy difícil de resolver, resérvalo para un
examen más detenido. Piensa en él brevemente, aunque de manera muy concreta,
identificando la persona o personas en cuestión y la situación o situaciones de
que se trate, y di para tus adentros:
No
hay más voluntad que la de Dios. Yo la comparto con Él. Mis conflictos con
respecto a _____ no pueden ser reales.
Después de que hayas despejado tu mente de esta manera, cierra los ojos y
trata de experimentar la paz a la que tu realidad te da derecho. Sumérgete en
ella y siente como te va envolviendo. Puede que te asalte la tentación de
confundir estas prácticas con el ensimismamiento, pero la diferencia entre
ambas cosas es fácil de detectar. Si estás llevando a cabo el ejercicio
correctamente, sentirás una profunda sensación de dicha y mayor agudeza mental
en vez de somnolencia y enervamiento. La paz se caracteriza por la dicha.
Cuando experimentes dicha sabrás que has alcanzado la paz. Si tienes la
sensación de estar cayendo en el ensimismamiento, repite la idea de hoy de
inmediato y luego vuelve al ejercicio. Haz esto cuantas veces sea necesario. Es
ciertamente ventajoso negarse a buscar refugio en el ensimismamiento, aun si no
llegas a experimentar la paz que andas buscando. En las sesiones más
cortas, que hoy se deben llevar a cabo a intervalos regulares previamente
determinados, di para tus adentros:
No
hay más voluntad que la de Dios. Hoy busco Su paz.
Trata entonces de hallar lo que buscas. Dedicar uno o dos minutos cada
media hora a hacer este ejercicio -con los ojos cerrados a ser posible- será
tiempo bien empleado.
Aprendes todo lo que enseñas. Enseña solamente amor, Y aprende que el amor es tuyo y que tú eres amor.
Curso
Éste es un curso de milagros.
Es un curso obligatorio.
Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario.
Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios.
Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado.
Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar.
Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.
Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.
Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:
Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
Es un curso obligatorio.
Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario.
Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios.
Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado.
Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar.
Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.
Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.
Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:
Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
Estoy aquí únicamente para ser útil.
Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo.
Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar.
[L.T., Cap. 2, 18.2 - 18.6]
Si la tarea de despertar del sueño de separación fuese fácil, entonces ya la habrías hecho. Sin embargo, aquello que no es fácil puede ser simple. ¿Cómo permites que sea así? Lo harás permitiéndole que ya esté hecho. ¿Entiendes? Acepta que ya has despertado del sueño de separación y ya está hecho. Entonces no importará si es fácil o difiícil, sólo que está completo. JESUS