La felicidad es un atributo del amor. No se puede separar de él ni experimentarse donde éste no está. El amor no tiene límites, al estar en todas partes. La dicha, por consiguiente, está asimismo en todas partes. Mas la mente puede negar que esto es así, al creer que hay brechas en el amor por donde el pecado puede infiltrarse y acarrear dolor en lugar de dicha. Esta absurda creencia pretende limitar la felicidad al definir al amor como algo limitado, e introducir desacuerdo en lo que no tiene límites ni opuestos.
De este modo, se asocia el miedo con el amor, y sus resultados se convierten en el patrimonio de aquellas mentes que piensan que lo que han hecho es real. Estas imágenes, desprovistas de toda realidad, dan testimonio del temor a Dios, olvidándose de que, al ser Dios Amor, tiene que ser también dicha. Hoy trataremos nuevamente de llevar este error básico ante la verdad y de enseñarnos a nosotros mismos que:
Dios, al ser Amor, es también felicidad. Tener miedo de Él es tener miedo de la dicha.
Comienza tus sesiones de práctica de hoy con esta asociación que corrige la falsa creencia de que Dios es miedo. Subraya asimismo que la felicidad es tu patrimonio por razón de lo que es Él.
Permite hoy que esta corrección sea colocada en tu mente en cada hora de vigilia. Da la bienvenida entonces a toda la felicidad que dicha corrección brinda a medida que la verdad reemplaza al miedo, y la dicha se convierte en lo que esperas ha de ocupar el lugar del dolor. Dado que Dios es Amor, se te concederá. Refuerza esa esperanza a menudo a lo largo del día, y acalla todos tus temores con la siguiente expresión de certeza, la cual es benévola y completamente cierta:
Dios, al ser Amor, es también felicidad. Y la felicidad es lo que busco hoy. No puedo fracasar, pues lo que busco es la verdad.