10.5.11

Lección 130

ES IMPOSIBLE VER DOS MUNDOS.


La percepción es congruente Lo que ves refleja lo que piensas. Y lo que piensas no es sino un reflejo de lo que quieres ver. Tus valores determinan esto, pues no puedes sino desear ver aquello que valoras, al creer que lo que ves existe realmente. Nadie puede ver un mundo al que su mente no le haya conferido valor. Y nadie puede dejar de ver lo que cree desear.

Sin embargo, ¿quién puede odiar y al mismo tiempo amar? ¿Quién puede anhelar aquello que él no desea que sea real? ¿Quién puede elegir ver un mundo del que tiene miedo? El miedo no puede sino cegar, pues ésta es su arma: que no puedes ver aquello que temes ver. El amor y la percepción, por lo tanto, van de la mano, pero el miedo oculta en las tinieblas lo que se encuentra ahí.

¿Qué puede, entonces, proyectar el miedo sobre el mundo? ¿Qué puede verse en las tinieblas que sea real? La verdad se ve eclipsada por el miedo, y el resto es todo imaginado. Mas ¿qué puede ser real en las ciegas imaginaciones nacidas del pánico? ¿Qué es lo que quieres para que sea esto lo que se te muestra? ¿Qué ibas a querer conservar de un sueño así?

El miedo ha dado lugar a todo lo que crees ver: a toda separación, a todas las distinciones y a la multitud de diferencias que crees que configuran el mundo. Ninguna de estas cosas existe. El enemigo del amor las inventó. Mas el amor no puede tener enemigos, de modo que no tienen fundamento, existencia o consecuencia alguna. Se les puede atribuir valor, pero siguen siendo irreales. Se puede ir en pos de ellas, mas no se pueden hallar. Hoy no iremos en su busca ni desperdiciaremos el día buscando lo que no se puede hallar.

Es imposible ver dos mundos que no tienen nada en común. Si vas en pos de uno, el otro desaparece. Sólo uno de ellos puede permanecer. Ambos constituyen la gama de alternativas que tienes ante ti, más allá de la cual no hay nada que puedas elegir. Lo real y lo irreal son las únicas alternativas entre las que puedes elegir. No hay ninguna otra.

Hoy intentaremos no transigir allí dónde es imposible hacerlo. El mundo que ves es la prueba de que ya has elegido algo que es tan completamente abarcador corno lo es su opuesto: Lo que deseamos aprender hoy es algo más que la simple lección de que no puedes ver dos mundos. Esta lección enseña también que el mundo que ves es completamente congruente desde el punto de vista desde el que lo contemplas. Es un sólo bloque porque procede de una sola emoción, y su origen se ve reflejado en todo lo que ves.

En seis ocasiones hoy, llenos de gratitud, dedicaremos gustosamente cinco minutos al pensamiento que pone fin a toda transigencia y a toda duda, y las transcenderemos todas como si de una sola se tratase. No haremos miles de distinciones sin sentido, ni intentaremos conservar una pequeña porción de la irrealidad cuando consagremos nuestras mentes a hallar sólo lo que es real.

Comienza tu búsqueda del otro mundo pidiendo que se te conceda una fortaleza superior a la tuya, y reconociendo qué es lo que persigues. No deseas más ilusiones. Y te preparas para esos cinco minutos vaciando tus manos de todos los vanos tesoros de este mundo. Esperas la ayuda de Dios, según dices:


Es imposible ver dos mundos. Permítaseme aceptar la fortaleza que Dios me ofrece y no ver valor alguno en este mundo, para así poder hallar mi libertad y mi salvación.


Dios estará allí, pues habrás invocado el formidable e infalible Poder que, lleno de gratitud, dará este gigantesco paso contigo. No dejarás de advertir Su agradecimiento expresado en una percepción tangible y verdadera. No dudarás de lo que contemples, pues aunque se trate de una percepción, no se trata de una de la que tus ojos por sí solos hayan visto jamás. Y sabrás que la fortaleza de Dios te respaldó cuando tomaste esta decisión.

Rechaza hoy de inmediato cualquier tentación que se presente, recordando simplemente la gama de tus alternativas. Pues lo que ves, y lo único que ves, es lo irreal o lo real, lo falso o lo verdadero. La percepción es congruente con tu elección, y según elijas, experimentarás el Cielo o el infierno.

Acepta una pequeña parte del infierno como real, y habrás condenado tus ojos y maldecido tu vista, y lo que contemples será ciertamente el infierno. No obstante, la liberación que te ofrece el Cielo sigue estando a tu alcance como una de las alternativas que puedes elegir para que ocupe el lugar de todo lo que el infierno quiere mostrarte. Lo único que necesitas decirle a cualquier parte del infierno, sea cual sea la forma que adopte, es esto:


Es imposible ver dos mundos. Lo único que deseo es mi libertad y mi salvación, y esto no forma parte de lo que quiero.

Curso

Éste es un curso de milagros.

Es un curso obligatorio.

Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario.

Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios.

Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado.

Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar.

Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.

Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.

Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:

Nada real puede ser amenazado.

Nada irreal existe.


En esto radica la paz de Dios.

Estoy aquí únicamente para ser útil.
Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo.
Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar.
[L.T., Cap. 2, 18.2 - 18.6]
Si la tarea de despertar del sueño de separación fuese fácil, entonces ya la habrías hecho. Sin embargo, aquello que no es fácil puede ser simple. ¿Cómo permites que sea así? Lo harás permitiéndole que ya esté hecho. ¿Entiendes? Acepta que ya has despertado del sueño de separación y ya está hecho. Entonces no importará si es fácil o difiícil, sólo que está completo. JESUS